FERNANDO J. LUMBRERAS
El misterio ha terminado: ROSALÍA vuelve con nuevo disco. Se llama “Lux” —“luz” en latín— y verá la luz el próximo 7 de noviembre, cerrando así tres años de silencio discográfico desde Motomami. El anuncio fue tan teatral como inesperado: primero, una pantalla gigante en Times Square (Nueva York) reveló el título y la fecha; luego, una aparición sorpresa en la Plaza de Callao (Madrid) desató una multitud entusiasta y una caótica escena urbana que parecía sacada de un videoclip.
A las 20:45, mientras el mundo entero comentaba el misterioso cartel neoyorquino, ROSALÍA iniciaba un directo en TikTok. La artista, rodeada de maquilladores y estilistas, reaccionó en vivo al ver su propio anuncio antes de tiempo: “Estoy flipando… Pero qué es esta mierda. ¡Se han adelantado en Nueva York! Debe ser un fallo humano”. Nerviosa, entre risas y tensión, se encendió un cigarro y lanzó su móvil a la mesa, confesando que la primicia debía haberse hecho en Callao.
Con la música de The Strokes de fondo, la cantante subió a un coche rumbo al centro de Madrid. “Llevo tres años preparando este día y por fin ha llegado”, dijo a cámara. “Poneos el cinturón que nos vamos de rally”. En el trayecto, con un rosario colgando del espejo retrovisor, sonaron Camarón y Guitarricadelafuente, y la artista fue saludando a los conductores y fans que la reconocían. Pero la Gran Vía estaba bloqueada: el tráfico, la multitud y la expectación impidieron su avance. En un gesto muy de su propio mito, ROSALÍA bajó del coche y corrió entre la gente hasta refugiarse en un hotel cercano, mientras los seguidores gritaban su nombre como si presenciaran una aparición.
En Callao, cientos de personas esperaban un anuncio monumental, quizá una actuación o unas palabras. Pero solo pudieron verla asomarse desde el ventanal del cine Capitol, saludando brevemente antes de desaparecer. Un gesto escénico que muchos interpretaron como parte de la nueva era que se avecina: más silenciosa, más simbólica, más espiritual.
La portada del álbum, ya revelada, muestra a ROSALÍA vestida de blanco, cubierta por un velo y con las manos ocultas, como si fuese una monja contemporánea o una santa del pop. Esa estética de pureza y clausura enlaza con la temática del disco, que según fuentes cercanas reflexionará sobre la fe, la luz y el misticismo. “Dios es el único que puede llenar los espacios si tú tienes la predisposición”, dijo recientemente en una entrevista en catalán con Mar Vallverdú en Ràdio Noia. “Me gusta la idea de vivir en clausura, como una monja, centrada solo en crear y encontrar la paz”.
El título Lux —tan breve como contundente— parece condensar todo ese viaje interior. En los foros de fans ya se especula con los posibles colaboradores: Björk, Carminho, Estrella Morente, Silvia Pérez Cruz, Yahritza o Yves Tumor son algunos de los nombres que circulan. Y mientras la artista se refugia en su simbología, los seguidores intentan descifrar las pistas que va dejando, como si cada movimiento fuese parte de una nueva liturgia estética.
Después del ruido de Motomami, llega el silencio luminoso de Lux. Una era de recogimiento, pero también de revelación. La diosa del pop español vuelve a poner el mundo en vilo. Y esta vez, su mensaje es claro: la luz también puede ser un misterio.




