El mundo de las comunicaciones digitales ha cambiado el concepto que hasta finales del siglo XX se tenía del periodismo. Ahora es muy fácil que un particular cree un sitio web y genere contenidos e información para una audiencia global pero, ¿cómo es la calidad de esos contenidos y de esas informaciones publicadas? En muchos casos, las redes sociales también se han encargado de difundir noticias falsas —fake news— que contribuyen a la desinformación y a la pérdida de credibilidad de otros medios en los que hay profesionales de reputado prestigio, que sí contrastan las noticias y publican con todas las garantías.
Del mismo modo, esa facilidad en la creación de entornos digitales y la consiguiente falta de conocimiento sobre cómo informar de personas que no poseen la oportuna titulación universitaria, motiva que el medio web, a no ser que pertenezca a una corporación importante con otras ramificaciones, sea en ocasiones ninguneado por sistema en detrimento de medios con periodistas profesionales.
Esta es la premisa inicial por la que nace esta ESCUELA VIVA DE PERIODISMO, hacer de las iniciativas digitales un espacio mejor, con personas que conozcan cómo informar mejor, que usen herramientas que enriquezcan su modo de contar la realidad y actúen con ética en el ejercicio de una profesión que les apasiona pero en la que pueden ser considerados intrusos.