LUIS LARR celebra la calle y la pasión en “Maradona”, una rumba gánster con alma napolitana

FERNANDO J. LUMBRERAS

LUIS LARR vuelve a demostrar que la identidad no se compra y que la clase se lleva puesta. El artista sevillano presenta “Maradona”, un nuevo single que irrumpe con fuerza en su discografía como una rumba gánster cargada de calle, alegría y carácter, y que formará parte de su próximo álbum, “La clase no la da el dinero”, un título que funciona casi como manifiesto artístico y vital.

Tras el éxito de “El último romántico”, su primer disco, con el que superó el medio millón de reproducciones, Luis Larr da un paso más en su evolución sonora y estética. “Maradona” fusiona rumba andaluza con arreglos de salsa, acordes oscuros y un pulso cinematográfico que envuelve la canción en una atmósfera elegante y urbana, donde la pasión se vive sin filtros y la música se entiende como un acto de actitud.

El tema no solo se escucha: se siente y se ve. El videoclip ha sido grabado en Nápoles, la ciudad donde Diego Armando Maradona alcanzó la cima y se convirtió en mito eterno. No es una localización elegida al azar. La canción habla de pasión, y pocas ciudades encarnan ese sentimiento con tanta verdad como la capital del sur de Italia. Sus calles, su fervor popular y su intensidad emocional sirven de telón de fondo para una pieza visual que respira verdad, devoción y pulso callejero.

En lo musical, “Maradona” ha sido producida en Madrid por Kasem Fahmi, productor habitual de grandes nombres vinculados a Sony como David Bisbal, Marlena o Bejo. La composición corre a cargo del propio Luis García (Luis Larr), que imprime en el tema su sello inconfundible: ritmo, autenticidad y una forma muy personal de entender la música como celebración y relato de vida.

Luis Larr es, además, un artista 360. Compone, coproduce, dirige la conceptualización visual y construye el universo estético que rodea cada lanzamiento. Nacido en Sevilla, criado entre flamenco y rock andaluz —Pata Negra, Kiko Veneno, Los Delinqüentes, Vicente Amigo— y profundamente influido por Jimi Hendrix, Carlos Santana y su residencia en el Caribe, su música mezcla madera y cuerdas de nailon con cuero, teclas y la presión rítmica de la música latina, dando lugar a un sonido cada vez más bailable y universal.

Ese recorrido creativo desemboca ahora en “La clase no la da el dinero”, un disco en el que Larr consolida su identidad rumbera-salsera y profundiza en un concepto más gánster, tanto en imagen como en sonido. Canciones como “Sevillano” y “Maradona” confirman esta evolución con una personalidad arrolladora y sin concesiones.

Luis Larr no canta, no baila. Luis Larr se vive. Y “Maradona” es una prueba más de que la pasión, cuando es auténtica, no necesita permiso.