La orquesta de cumbia AGUA MARINA sufre un ataque a tiros durante un concierto en Lima

FERNANDO J. LUMBRERAS

La noche del miércoles se tiñó de tragedia en Lima cuando la icónica agrupación de cumbia AGUA MARINA fue atacada a balazos mientras ofrecía un concierto en un local militar de la capital peruana. Según confirmó la Policía Nacional del Perú (PNP), cuatro de sus integrantes resultaron heridos en un episodio que vuelve a poner en el centro del debate la creciente ola de violencia que azota al país.

El general Felipe Monroy, jefe de la Región Policial de Lima, detalló que el atentado se produjo hacia las 22:00 horas, cuando dos individuos a bordo de una motocicleta abrieron fuego desde la parte posterior del recinto, cuya espalda daba a una avenida sin medidas de seguridad. “Han sido evacuados rápidamente a un nosocomio. Dos de ellos son los hermanos Quiroga Querevalú, fundadores del grupo. Uno tiene una herida de bala en un muslo y el otro recibió tres impactos, uno de ellos en el tórax”, informó Monroy. Otros dos miembros de la banda, el baterista y el sonidista, también resultaron heridos, aunque se encuentran fuera de peligro.

Las primeras investigaciones apuntan a que el local no contaba con autorización para eventos públicos, sino únicamente para actividades privadas. Monroy subrayó que “no hubo una evaluación de riesgo por ninguna entidad”, lo que facilitó que los atacantes se acercaran sin obstáculos. La PNP ha desplegado un “plan cerco” en los alrededores y trabaja en el análisis de las cámaras de seguridad para identificar a los responsables.

En redes sociales y medios locales circulan vídeos estremecedores grabados por asistentes al concierto, en los que se escucha la ráfaga de disparos y los gritos de pánico del público que huía despavorido entre el estruendo y el desconcierto. Según testigos presenciales, el ataque se originó desde la parte trasera del escenario, un punto completamente expuesto y sin presencia policial. Agentes de la PNP y reporteros de la agencia EFE confirmaron haber hallado al menos siete casquillos de bala en el lugar.

El atentado ocurre en un contexto especialmente tenso: Perú vive una escalada de violencia criminal sin precedentes, marcada por extorsiones, ajustes de cuentas y asesinatos por encargo. El país se ha visto sacudido recientemente por el homicidio de Paul “El Ruso” Flores, cantante de Armonía 10, otra célebre agrupación de cumbia, asesinado en marzo durante un ataque similar al autobús de su banda en Lima.

Tras aquel crimen, varias orquestas denunciaron haber recibido amenazas y exigencias de pago por parte de mafias dedicadas a la extorsión, entre ellas la propia Agua Marina. Los ataques contra músicos se han convertido en símbolo del deterioro de la seguridad que afecta a todos los sectores, desde el transporte hasta el espectáculo.

El pasado lunes, los gremios de transporte urbano de Lima y Callao realizaron una de las protestas más multitudinarias de los últimos años para exigir protección ante el avance del crimen organizado. Tras varios días de paro, el Gobierno y el Congreso han anunciado una reunión conjunta con transportistas y autoridades judiciales para definir medidas urgentes contra esta ola delictiva.

Mientras tanto, el ataque a AGUA MARINA ha generado una profunda conmoción nacional. La agrupación, que durante décadas ha sido símbolo de la música popular peruana, se encuentra ahora en el centro de una tragedia que trasciende lo artístico y pone en evidencia la fragilidad de la seguridad pública en el país.