FERNANDO J. LUMBRERAS
El malagueño SERGIO GÓMEZ vuelve a abrir una grieta luminosa en la escena independiente española con el lanzamiento de su segundo álbum, “CUATRO PAREDES”, disponible el próximo 14 de noviembre bajo el sello ACE MUSIC. Un disco que no se limita a explorar un concepto: lo ensancha, lo retuerce y lo convierte en una declaración de vida. Porque aquí el hogar ya no es un lugar, sino un estado al que se llega después de haber caído, de haberse roto y, sobre todo, de haberse reconstruido.
Desde la primera escucha, estas nueve canciones dibujan una travesía íntima que une el R&B alternativo y el NeoSoul —casa sonora natural del artista— con una apuesta más pop y una producción que coquetea sin miedo con la electrónica y el Drum & Bass. Todo late como una habitación que respira, que aprieta, que acoge o que expulsa, según lo que uno vaya dejando atrás. Lo conocido, lo nuevo, lo espiritual y la reinvención sostienen los pilares conceptuales de este proyecto, visibles en los singles ya publicados: “UNFOLD”, “MEJOR ASÍ”, “SANTA MARÍA AMAR” y “SIN TI”.
El tema que da nombre al álbum, “CUATRO PAREDES”, surge como una respuesta oscura a una pequeña oración infantil: aquello que antes parecía proteger, ahora encierra, hiere y detiene. “Cuatro puñales en mi pecho clavados, que me desangran”, canta, abriendo la puerta a uno de los momentos más crudos y brillantes del disco. La letra funciona como un espejo roto donde la inocencia se distorsiona y la vulnerabilidad se vuelve arma.
La narrativa del álbum avanza canción a canción como si cada pista fuese un ladrillo arrancado de esas paredes que ya no sostienen nada. “MANTRA” abre la herida de la duda; “SANTA MARÍA AMAR” busca respuestas en lo espiritual; “SIN TI” abraza el salto hacia adelante; “UNFOLD” cierra el puente con el pasado. Luego llegan los golpes: el derrumbe en “CUATRO PAREDES”, la sombra en “LA PUERTA”, la liberación luminosa de “MEJOR ASÍ”, el gesto rebelde de “DISFRAZ” y, finalmente, la sanación radical en “PUNTO Y FINAL”, una balada que pone límites, que denuncia la violencia emocional y que convierte el amor propio en la salida definitiva.
La portada del álbum, creada junto a Jorge Acanto y Virginia Florido, expande la metáfora hasta el infinito: el rojo de la sangre convertida en símbolo, el aire que mueve el vestuario empujando al artista hacia un futuro abierto, las paredes que ya no encierran sino que se desvanecen. Una imagen poderosa que confirma el cuidado y la profundidad de un proyecto donde cada capa —musical, visual y emocional— está pensada como un mismo latido.
En lo sonoro, la producción trabaja con texturas vocales que respiran riesgo: distorsiones, formant shifting, delays creativos, y un entramado de coros que funciona como un lenguaje propio, un guiño a su formación clásica y a la idea de que la voz —también— puede construir habitaciones nuevas. Mezcladores como Salva Ballesteros, Emi Barés, Julio Rodríguez o Pedro Viñuela firman una arquitectura sonora compleja y honesta.
Con “CUATRO PAREDES”, SERGIO GÓMEZ confirma lo que su trayectoria venía insinuando: que su propuesta no es solo estética, sino también emocional; que su música no se escucha solo con los oídos, sino con ese eco profundo que queda cuando uno decide empezar de cero. Tras premios, reconocimientos internacionales y un debut revelador, este segundo álbum lo coloca como una de las voces más valientes y necesarias del pop alternativo español contemporáneo.




