LORENA GÓMEZ brilla en la Gran Vía con ‘Rincones’

LILIANA MONTES

La noche del 20 de octubre quedará grabada como una de las más emocionantes en la carrera de LORENA GÓMEZ, quien conquistó el Teatro EDP de la Gran Vía madrileña con su interpretación en ‘Rincones’, un espectáculo íntimo, honesto y profundamente humano que ha logrado conmover al público. Desde su estreno el pasado 30 de septiembre, la obra —dirigida por José Andrés López de la Rica, actor de ‘Corta el cable rojo’— ha ido sumando elogios por su equilibrio entre emoción y humor, con un texto medido y una interpretación que rebosa verdad.

En una noche de gala arropada por el cariño del mundo del espectáculo, el ‘photocall’ del teatro se llenó de rostros conocidos: Carmen Morales, Luis Larrodera, Adrián Lastra, Bárbara Rey, Dioni de Camela, Canco Rodríguez, Irene Villa, Torito, Verónica Romero, Sara Escudero o Carlos Escobedo de Sôber, entre muchos otros, acudieron a apoyar a la artista catalana, que ofreció un monólogo sin respiro, repleto de matices emocionales.

Durante hora y media de espectáculo, Lorena se mete en la piel de Macorina, una mujer que revisa los rincones de su memoria sentimental, abriendo cajas llenas de recuerdos, risas, heridas y esperanza. Es un viaje interior que transita entre la lágrima y la sonrisa, con momentos de auténtica piel de gallina. Todo ello con una pregunta suspendida en el aire: ¿merece la pena el amor?

El relato se enriquece con un hilo musical tejido con clásicos del pop y la canción española, que se integran de forma orgánica en la narración. Desde ‘Rosas’ de La Oreja de Van Gogh hasta ‘Contigo’ de Joaquín Sabina, pasando por ‘Ojalá’ de Silvio Rodríguez, ‘Se nos rompió el amor’ de Rocío Jurado o ‘Aprendiz’ de Malú, cada tema es reinterpretado con el sello inconfundible de una de las voces más poderosas del panorama nacional. A su lado, al teclado, Angie Lófer, cómplice y directora musical de los últimos espectáculos de Lorena, aporta la textura emocional que acompaña cada palabra.

El escenario, sencillo pero estéticamente impecable, sirve de refugio para un torrente interpretativo donde el público se convierte en testigo y cómplice. Los aplausos espontáneos durante la función y la ovación final —larga, sentida y llena de gratitud— confirmaron que Lorena Gómez no solo cantó: también se desnudó emocionalmente ante su público.

Al final, visiblemente emocionada y con lágrimas contenidas, Lorena agradeció entre sollozos: “Muchísimas gracias, de todo corazón. No puedo ni hablar… Ha sido un año de muchísimo sacrificio y esfuerzo”. Y, con una frase que arrancó una nueva ola de aplausos, cerró la noche con una declaración que quedará en la memoria de todos: “Yo no nací siendo actriz, nací siendo cantante. Pero me voy a morir siendo cantante y actriz, porque me encanta”.

Las próximas funciones de ‘Rincones’ continuarán hasta el 17 de diciembre en el Teatro EDP, ofreciendo todavía ocho oportunidades más de vivir una experiencia teatral que late con la fuerza del corazón.