BULO lanza “la piel del aire”, un western existencial en forma de rock contundente

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FERNANDO J. LUMBRERAS

BULO vuelve a sacudir el panorama musical con “La piel del aire”, una canción que fusiona la potencia del rock con un mensaje de resistencia íntima y emocional. En este nuevo tema, la banda liderada por la voz inconfundible de Lorenzo González, también vocalista en ROBE, se rodea de un trío de músicos de primer nivel: Woody Amores a la guitarra, Ismael Tovar al bajo y Antonio Pintor a la batería, quienes construyen una atmósfera sonora tan hipnótica como poderosa. Cada nota parece estar al servicio de una misión: recordarnos que incluso en los peores momentos, la confianza en uno mismo puede ser un acto radical de libertad.

El videoclip, dirigido por Paco Pulido, da una nueva dimensión a la canción transformándola en un western existencial. Rodado en Los Arenales, cerca de Cáceres, el clip presenta al cuarteto deambulando por un desierto emocional, en una tierra seca, sin destino claro, salpicada por tumbas excavadas en roca y presidida por la inquietante presencia de buitres que sobrevuelan la escena. El simbolismo es evidente: en ese paisaje árido, donde los miedos y las voces externas se ciernen como aves de rapiña, el único camino posible es seguir adelante, con decisión y convicción.

La estética visual acompaña a la perfección la intensidad sonora de la canción. Los planos aéreos, la fotografía de tonos ocres y las imágenes de los músicos enfrentando ese horizonte sin promesas, componen una metáfora poderosa sobre la lucha interior, el aislamiento y la necesidad de reencontrarse con la propia esencia.

“No perdamos una de las formas más íntimas de resistencia, la confianza en uno mismo”, afirman los miembros de BULO, y ese es el hilo conductor que da sentido tanto al tema como a su tratamiento visual. “La piel del aire” no es solo un título sugerente, sino una imagen poética que habla de la vulnerabilidad del propósito humano, de cómo nuestras intenciones pueden quebrarse o flotar, pero jamás desaparecer si creemos en ellas.

Pulido lo explica con precisión: “Los buitres son la piel del aire, porque dominan ese espacio, pero también simbolizan lo que nos acecha: personas, voces, miedos… que esperan que nos derrumbemos para aprovecharse de nuestra debilidad”. En este contexto, el mensaje de BULO resuena con aún más fuerza: al margen de interferencias externas, vamos a enfocarnos en la capacidad de ser nosotros mismos.

“La piel del aire” no es solo una canción, es una declaración de principios, un manifiesto de resistencia emocional envuelto en guitarras afiladas y baterías que laten como un corazón que se niega a rendirse. En medio del ruido, BULO invita a mirar hacia dentro y recuperar esa certeza frágil pero poderosa: la de que aún queda camino por andar si no dejamos de creer en nosotros mismos.

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