Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 27 segundos
FERNANDO J. LUMBRERAS
Se había vendido todo el papel desde hace varias semanas. Había disco nuevo para mostrar… Era la conjunción perfecta para anunciar un éxito. Y así fue. Puntual a su cita, Kany García apareció en el escenario del circo Price para traernos las canciones de García (Sony Music), su más reciente producción, y alguna de los demás.
La boricua estuvo reivindicativa sobre el escenario, tan pronto alababa los prodigios de una ciudad, Madrid, que celebra estos días sus fiestas del orgullo (no olvidemos que Kany es una abierta activista de los derechos LGTBI+), como dejaba ver algunas de las pistas que han contribuido a la génesis de sus canciones. En total fue como hora y media que no se hizo sino breve, porque Kany tiene éxitos y canciones que debieron sonar y que no aparecieron, canciones que, en lo personal, creo que conforman a la artista que es hoy y que han sido premiadísimas.
Entre canción y canción hubo público con detalles, pancartas, mensajes al teléfono que la artista leyó con vehemencia… Uno quería escuchar música, la verdad, el melómano y el entusiasta quería escuchar una canción detrás de otra y creo que esas interrupciones cortaron un poco el ritmo. No sé, creo que es hasta grosero que mientras ella estaba compartiendo inquietudes y anécdotas que introducían la siguiente canción, hubiera quien saltara con intención de tener un protagonismo injustificado e interrumpiera las palabras de la artista, que acogió el gesto como buenamente pudo. No fue ni una vez, ni dos…
García fue el protagonista de la velada de anoche, un disco que intuyo de transición hacia otra artista, hacia otra Kany, pero no por ello de menor enjundia que los anteriores. El disco navega entre sonidos mexicanos, baladas y ritmos muy pegajosos. Bien en la ejecución, loable ese momento en que la artista se quedó sola con el público como si aquello fuera un encuentro de amigos en una sala de estar, pero eché en falta canciones como ‘Hoy ya me voy’, ‘Feliz’, por citar dos, que creo que son tan reivindicativas como las que sonaron y que fueron single de discos que me parecen más directos que este García.
Con todo, me disfruté el concierto, me canté las canciones que pude, ue no fueron pocas, y volví a sentir lo que hace mucho sentí cuando la vi tocar en el escenario: que Kany llegó para quedarse en España, pero que le falta seducir con más énfasis al público español (éramos pocos) y creo que busca dar con esa tecla cada vez con más acierto.