Fallece PAULINA TAMAYO, la Grande del Ecuador, a los 60 años

FERNANDO J. LUMBRERAS

El mundo de la cultura latinoamericana se viste de luto. PAULINA TAMAYO, conocida y amada como “La Grande del Ecuador”, ha fallecido a los 60 años, dejando tras de sí una estela de admiración, gratitud y música inmortal. La noticia fue confirmada por su hijo, Willie Tamayo, a través de las redes sociales, con un mensaje tan conmovedor como inevitablemente humano: “El amor de mi vida, mi ejemplo, mi inspiración y mayor orgullo. Tu voz, tu arte y tu luz quedarán para siempre en la historia del Ecuador, pero sobre todo, en el corazón de quienes tuvimos el privilegio de amarte”.

En su cuenta oficial de Instagram, también se publicó un mensaje que resume el sentimiento colectivo de todo un país: “La Grande del Ecuador, una leyenda de nuestra música, nos deja un legado que vivirá por siempre. Su voz queda en el corazón de todo un país. Gracias por tanto, eterna Paulina”.

Nacida en Quito el 14 de abril de 1965, Paulina Tamayo demostró desde muy niña una sensibilidad artística excepcional. A los cinco años ya subía a los escenarios, y pronto se convirtió en una de las voces más representativas del folclore ecuatoriano, proyectando su talento más allá de las fronteras andinas. Su elegancia, su dominio vocal y su profundo amor por las raíces culturales del Ecuador la hicieron merecedora del apodo que hoy resuena con melancolía y respeto: “La Grande”.

A lo largo de su extensa trayectoria, compartió escenario con leyendas como Los Panchos, Rocío Dúrcal, Juan Gabriel o José Luis Rodríguez “El Puma”, mostrando siempre un estilo inconfundible, en el que la pasión y la técnica se daban la mano. Su voz, cálida y poderosa, fue la banda sonora de generaciones que encontraron en sus canciones la emoción más pura de la música ecuatoriana.

Con una conexión profunda con España, Tamayo fue distinguida en 2015 con el “Galardón Estrella Latina”, otorgado por la prensa española en Madrid, y en 2013 recibió el reconocimiento de “Artista Sold Out” por parte de la prensa estadounidense en Los Ángeles, reflejo de su influencia y de su amor por los escenarios internacionales.

Hoy, su ausencia deja un silencio difícil de llenar, pero su legado se multiplica en cada nota que grabó, en cada teatro que llenó, en cada aplauso que la celebró. Paulina Tamayo no se ha ido: simplemente ha cambiado de escenario, y su voz seguirá resonando en la memoria viva de América Latina.