Entrevista con ÁNGEL BLEU

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En estos días he tenido la oportunidad de asomarme a balcones de música que a uno le sorprenden, porque sobre todo cuando llega el verano y uno busca ritmos nuevos, busca asomarse a nuevas voces, uno tiende a escudriñar por las plataformas digitales, a escuchar recomendaciones de amigos, y precisamente de una recomendación de un buen amigo es que me llegó Ibiza. Ahí está, al otro lado de esta línea, Ángel Blue. ¿Qué tal? ¿Cómo estás, María Carolina?

Vamos a conversar un poquito por tu vida y vamos a ver qué ha pasado para que nos encontremos hablando de Ibiza.

ANGEL BLEU.— Uy, tanto ha pasado.

VIVA RADIO.— Tú no tienes la sensación de que has vivido muy deprisa, que te han pasado muchas cosas en poco tiempo, porque se te ve súper joven.

AB.— Creo que ciertas cosas pienso que han sido ayer, como mi gira en Argentina. Un amigo mío y una amiga mía que conocí allá en esa gira me escriben y mi amigo me dijo el otro día: Mira, hace nueve o no sé qué meses, casi un año, te mandé esto y yo quedé como que no me digas que ha sido casi un año desde que yo he ido a Argentina. Se siente fresco, porque siempre he querido visitar otros países y ha sido algo muy bonito para mí. Por ejemplo, no puedo creer que esté tan bien en entrevistas por España.

Todavía en mi mente estoy como que analizándolo. Pero hay ciertas cosas que sí se siente como en el pasado, especialmente lo negativo. Mi mente bloquea todo lo negativo y sostiene lo que quiere sostener y lo que no me conviene se va de la mente literal.

Supuestamente, según mi terapista, eso no es normal. Es cuando no tiene trama que tu mente hace eso de una. Comenzaste a hacer música como hacia los 16 años, una cosa así.

VR.— ¿Cómo percibes que ha cambiado, que ha ido creciendo tu estilo desde entonces hasta hoy?

AB.— Quisiera mostrarles mis recientes composiciones, pero tienen que esperar al año que viene. Por otro lado, siento que me siento más cómoda con el español. Nací en Valledupar, Colombia, pero me crié en los Estados Unidos, en Minnesota. Desde cuatro a los once años, la mayoría de mi infancia estuvo ahí. Entonces no me sentía casi tan cómoda con mi español.

VR.—¿Cómo sientes en lo personal que has crecido como artista?

AB.—Te voy a contar una canción que todavía no puedo hablar, pero de esta letra, Buscando estabilidad, te di otra oportunidad, de ese cambio. Para mí, en ese tiempo, eso era lo más profundo y poético que escribí. Y ahorita, abriéndome, hablando de todo eso, ¿por qué le di a X personas una oportunidad? Porque estaba buscando estabilidad. Y salió de mi propia boca, literal, lo anoté y yo quedé como que wow.

Yo siempre tengo que pensar en inglés para traducirlo en el español, pero con este reciente proyecto que tengo en secreto, no es así. Me sale todo y después lo acomodo a la melodía. Verses era otra cosa.

Necesitaba ayuda de mi mamá, ayuda de otros productores, otros compositores o de Google Translate. Es una herramienta bastante salvadora. Para traducir eso, entonces me siento más cómoda.

En ese sentido, quiero ser más transparente con mi audiencia.

VR.—Echando un vistazo a todas las canciones que tienes en Spotify, tienes un montón de colaboraciones.

AB.—Desde Mr. Black, Silvestre Dangond… hay unas cuantas.

VR.— ¿Cómo nacen esas colaboraciones? ¿Cómo las buscas? ¿Te buscan ellos a ti? ¿Cómo han nacido? Porque tienes un montón.

AB.— Mi primera colaboración, te juro que fue Randy Nota Loca. Nos conocíamos, alguien dijo mira, le hablé a Randy sobre ti y está muy interesado. Él te va a mandar unas canciones. Yo dije, ok, dale. Entre las cuatro o cinco canciones que me mandó, Amor era la que más me captaba la atención. Nos conocimos el día del rodaje y fue algo bien chévere. Así se dio esa colaboración. Ahora, Silvestre… alguien me dijo, ¿quieres venir al estudio de Silvestre para conocerlo? Yo dije, obvio. Yo soy vallenata y el único vallenato que me ha gustado desde niña, mi primer disco, mi primer CD, era el original de Silvestre Dangan. Entonces yo no tenía en mente que él iba a hacer algo conmigo.

Le caí en el estudio, es una expresión costeña, que le caí como me fui al estudio y él no sabía que yo iba a ir. Yo pensaba que él sabía, pero no era así. Entonces platicamos sobre Dios, sobre la música, sobre Silvestre Dangond y me fui y me tomé una foto.

Salí feliz, contenta de la vida. No le hablé de ser artista ni de nada, ni de colaboración, porque cómo hablarle de eso. Lucho Ortega, el que nos presentó, y un gran amigo y productor de los dos, dijo, te tengo noticias, pero te las quiero dar en persona.

Me dijo ahí que Silvestre pensaba que yo era un diamante en bruto y que quería aportar en mi carrera su granito de arena, y de ahí surgió esa colaboración tan grande. Tengo tantas historias, pero te voy a contar de las dos primeras. Fue en mitad de pandemia, donde me dio una crisis de depresión horrible, porque justamente iba a comenzar en escenarios y no podía hacer eso, obviamente.

VR.— En este 2024 nos llevas nada más y nada menos que a Ibiza.

AB.—A Ibiza y no he ido, chicos. Sí, yo creo que es parte de nuestro trabajo como artista. Tú no puedes cantar una canción alegre en modo triste. Y la técnica nueva que me ha enseñado José Miguel, que es el productor y el co-compositor de esta canción, es cómo expresarme nuevamente, cómo usar mi garganta y toda esta nueva técnica, mi voz completamente diferente. Hay días que soy muy dura conmigo misma, entonces haciendo este tema a veces me regañaba. Él dijo, Ángel, me voy a parar de aquí.

Déjame crear. Yo soy el profesor, yo soy el productor. En serio me tienes que… Nunca se va, porque él es muy paciente.

Soy muy perfeccionista y demasiado, pero demasiado, dura conmigo misma. Es algo que tengo que cambiar. Y no sé, él me dio la libertad de cambiar ciertas frases de la canción en inglés y eso también me hizo sentir más cómoda con la canción, con este nuevo género que es tecno merengue, con EDM, con house.

VR.— Te va a quedar como asignatura pendiente visitar Ibiza.

AB.—Yo he ido a Barcelona, tenía una pareja que hablaba catalán y me estaba enseñando, se me olvidó todo. Cocinaba delicioso. La cocina de ustedes es deliciosa. Muchas gracias. Y el país divino, la gente también divina.

VR.— Oye, cuéntame, ¿cómo has elegido a los productores que han puesto música a tus ideas o tu concepto musical?

AB.— La vibra. La vibra. Tienes que estar conectado. Hay veces, como por ejemplo, la champeta con Mr. Black, fuimos con un productor que era duro en champeta. El dembow con el mayor clásico también fuimos con un productor que era duro en el dembow. Y fue una experiencia muy bonita porque, no sé, aprendí mucho haciendo dembow, se me facilitó haciendo la champeta.

Con José Miguel, los dos somos locos en el mejor sentido de la palabra, que no nos gusta estar como enfrascados en un sonido. Nos gusta explorar y no nos cortamos las alas de inspiración.

VR.— En abril de este 2024, íbamos un poquito más allá de Ibiza y publicabas Baila, baila. También es una canción de estas que uno cuando la escucha no te puedes quedar quieto.

AB.— Es así. Baila, baila e Ibiza marcan una etapa muy, muy especial para mí como mujer, como artista, porque siento que cuando comencé en esta industria estaba como forzada o sentía que tenía que explotar el lado sensual mío.

Y baila, baila es como, como tomé yo fuerza y control de mi sensualidad como mujer. Y fue algo muy bonito, una experiencia muy de catarsis, hermosa, preciosa. Y Ibiza también mostró eso.

Entonces es, es divino. Me encantan los dos videos. Baila, baila fue hecho en Argentina, el video, una de mis producciones favoritas.

Fercho Velázquez que va trabajando conmigo desde Tsunami hizo Ibiza y lo hicimos en Santa Marta porque no pudimos ir a Ibiza, pero era, era fenomenal. En medio de mi intoxicación que me dio, de bóvido y todo, trabajamos bien duro. Iba a ser dos días de rodaje y sacamos todo ese video en un día.

VR.— ¿qué piensa María Carolina de Angel Blue cuando se mira al espejo?

AB.— Me vas a hacer llorar, tantas cosas. Soy muy dura conmigo misma. Estoy muy orgullosa de las dos, que estamos superando ciertas cosas, pero a veces, no sé, me enfoco en criticarme y eso es horrible y no me gusta.

Quiero ser sincera, todo el mundo me ve con fotos y dice, tú no tienes ningún complejo, tú no sufres de nada, no tienes traumas. Si es que me gusta ser honesta de mi salud mental y quiero que las chicas me vean, o los chicos, o como se identifiquen, me vean y digan, pues, si ella puede reírse de todo lo que le pasó y todo lo que está pasando y todo lo que está viviendo, quizás yo también.

Qué tanto se sienten cómodos de comentar en los cuerpos de los demás. Especialmente de una niña que estaba comenzando. Encima las redes sociales pues muchas veces tampoco es que ayuden mucho, porque siempre aparecen los haters famosos que uno no sabe muy bien qué hacer con ellos.

Que pases una buena tarde. Bendiciones, que tengas un buen día, un placer. Ojalá en el futuro nos podemos ver cara a cara, y conocernos, y platicar, y tomarnos, no sé, un cafecito.

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